Qué hacer ante situaciones conflictivas: guía de prevención

Publicado el 11 Nov 2019, En #Seguridad y Salud Ocupacional

Nacional.- En septiembre de este año, el 41% de los accidentes de trabajo con tiempo perdido fueron agresiones de terceros hacia nuestros guardias; mientras tanto, en octubre, representaron el 24% de los accidentes de trabajo, en circunstancias como por ejemplo: agresión de delincuentes o mecheros. No obstante, en menor medida, en las instalaciones industriales este riesgo se presenta en la interacción de nuestros colaboradores con otros contratistas e, incluso, con trabajadores de los propios clientes.

 

A pesar de la reducción en 17 puntos entre septiembre y octubre, es igual de necesario tener presentes dos aspectos: la debida aplicación de los procedimientos de manera correcta, con el propósito de evitar la confrontación; y tener en cuenta las medidas de seguridad para prevenir agresiones físicas o situaciones violentas. Por eso, ACHS y Prevención de Riesgos entregan estas recomendaciones:

 

Cuando un usuario se muestra tenso o irritable:

  • Mantén la calma y no respondas a provocaciones.
  • Al conversar, usa un tono amable y profesional.
  • Dirígete al usuario con honestidad, evitando una actitud prepotente.
  • Explica de forma cuidadosa y convincente los motivos por los cuales no es posible cumplir las peticiones del usuario.

 

Si la tensión del usuario aumenta:

  • Reconoce las posibles deficiencias propias y de la organización. Esto baja la tensión y se puede restablecer la correcta interrelación en el desempeño del trabajo.
  • Solicita apoyo. Integra a un compañero con la finalidad de solucionar el motivo de la tensión.

 

Si el usuario se vuelve violento:

Evita decir:

  • Palabras que generen apatía, menosprecio e impaciencia.
  • Palabras que minimicen la situación, las quejas o las críticas del usuario.
  • Palabras de desprecio hacia las peticiones del usuario.
  • Amenazas o insultos.
  • Información errónea o que no se ajuste a la realidad.

 

Evita hacer:

  • Lenguaje corporal hostil o amenazador.
  • Contacto ocular prolongado.
  • Proximidad excesiva y contacto físico.
  • Movimientos rápidos o colocarte de espaldas.

 

Si a pesar de todo lo anterior la tensión no disminuye:

  • Da por acabada la entrevista o atención del usuario.
  • Si el agresor está armado, no opongas resistencia y sigue sus indicaciones.