La vida después del COVID-19: los hechos que transformarán nuestra existencia
Nacional.- ¿Cómo será el mundo después del COVID-19? Es una pregunta que todos nos hacemos y, lamentablemente, aún no podemos vislumbrar cambios concretos más allá de las meras especulaciones que podemos formular, conforme evoluciona la situación.
Algunos dicen que todo volverá a la normalidad y otros señalan que nada será como antes. Por ejemplo, el distanciamiento social para frenar el COVID-19, puede convertirse en nuestra nueva realidad, a medida que evolucionamos más hacia una sociedad global con más tecnología y más conectividad.
Hasta ahora hemos aprendido que estamos completamente interconectados e interdependientes, y que, sin solidaridad entre nosotros, especialmente con los más vulnerables, todos perdemos. Para dar respuesta a la pregunta fundamental que da origen a este artículo, es necesario explorar qué sucederá en los próximos meses, con el propósito de comprender las nuevas verdades que gobernarán nuestras vidas post SARS-CoV-2:
1. No podemos controlar todo, ni siquiera el mundo.
Pecamos de soberbios al pensar que podemos tener todo fríamente calculado. Y fallamos groseramente: una enorme lista de grandes eventos “imposibles de postergar” fueron cancelados en todo el mundo; no disponemos de la suficiente tecnología para encontrar rápidamente una vacuna; las muertes y contagiados aumentan cada día… podríamos seguir, pero hay más evidencias del cambio que se viene.
2. Nos dimos cuenta de la pequeñez del planeta
Los billetes low-cost dieron grandes oportunidades para acercar culturas y países. Así, la industria de la aviación comercial hizo que las distancias físicas fueran mínimas… y esa ventaja permitió la propagación del virus a otros continentes. El COVID-19 nos hizo cuestionar todos los protocolos de sanidad en la industria del transporte de pasajeros, y nos está obligando a reconsiderar nuestras vacaciones o cuántos viajes labores son estrictamente necesarios.
3. Las libertades individuales están fuertemente amenazadas por las restricciones globales.
El mundo acepta las restricciones y sacrificios que se imponen colectivamente en beneficio del bien común. Es el fin de la sociedad hedonista, cuya búsqueda prioritaria del placer, a través de los sentidos, se opone absolutamente a la actitud cooperadora imprescindible para un modelo de globalización exitoso.
4. Qué priorizamos: la globalización o el nacionalismo.
El SARS-CoV-2 está obligando a los gobiernos, empresas, organizaciones, instituciones y la sociedad en general a fortalecer su capacidad para enfrentar períodos prolongados de autoaislamiento económico. Las empresas buscarán diversificar sus proveedores y favorecer a los proveedores locales, incluso a costos más altos, asegurando de esta manera la cadena de abastecimiento.
5. Como en los viejos tiempos: ahorro y almacenamiento.
La crisis que ha generado esta pandemia ha logrado cambios abruptos en el comportamiento del consumidor. Almacenar antes que consumir se transforma en la consigna. De un modo similar, las empresas desarrollarán y probarán activamente planes de contingencia y buscarán servicios de seguros para protegerse a todo evento.
6. Es imperativo repensar nuestro sistema económico por uno más sostenible
Los altos niveles de desigualdad entre ricos y pobres, los bajos niveles de salud mental y física de los trabajadores y el enorme daño a los sistemas ecológicos a escala mundial, son algunos de los síntomas que obligan a modificar la forma de hacer economía. Se vislumbra en el horizonte un nuevo tipo de economía con énfasis en sistemas socialmente justos y ecológicamente robustos.
7. La transformación digital ya no es solo para empresa, sino para personas en la vida diaria.
Trabajar, comprar y estudiar desde nuestros hogares no es una ilusión, es una realidad. El distanciamiento físico es mitigado por el acercamiento digital. Muchas compañías se están dando cuenta de las bondades del teletrabajo y su impacto positivo en la productividad laboral, al mismo tiempo que las familias se dan cuenta de las bondades del comercio electrónico.
8. La higiene se constituye como un valor central de autocuidado
Portar desinfectantes, usar máscaras, lavarse las manos con mucha frecuencia se considerará normal. La recuperación de la confianza llevará tiempo. No será fácil para la mayoría de las personas volver a viajar, a asistir a eventos masivos, o para los países abrir sus fronteras y recibir turistas.
9. La salud: igual para todos
A medida que los ricos y los pobres se vieron afectados, quedó en evidencia que necesitamos un buen sistema de atención médica para la totalidad de la población. El mundo comienza a tomar conciencia que una pandemia nos hace más iguales.
10. Nuevos líderes para la nueva era.
Los ciudadanos post COVID-19 considerarán elegir líderes responsables que no desafíen al conocimiento científico ni a las tecnologías. Liderazgos como el de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern que apostó a eliminar la curva y no por aplanarla serán los más demandados. Esto no es casualidad, porque los países más exitosos en el manejo de la pandemia son gobernados por mujeres: Tsai Ing, Taiwán; Angela Merkel, Alemania; y Katrín Jakobsdóttir, Islandia.
Fuente: Entrepreneur