La llegada del coronavirus ha impactado nuestras emociones y así podemos superarlo
Nacional.- El coronavirus nos ha superado a todos. Nos enfrentamos a emociones incómodas, nos agobia el miedo y pareciera que el crudo escenario de la Fase 4 recién comienza.
Sin embargo, existe una verdad incuestionable: todo pasa. El coronavirus también. Como ha sucedido con otras pandemias o en otras situaciones difíciles que hemos vivido. Debemos afrontar el problema con una mentalidad positiva. Para eso necesitamos conocer las etapas y las emociones a las que nos vamos a enfrentar.
Reconocerlas nos ayudará a afrontarlas de un modo más amable. Esta posición nos permitirá entender que, en todo cambio, por difícil que sea, siempre existen oportunidades para seguir aprendiendo y avanzar como personas y como sociedad.
Pilar Jericó, consultora y coach en desarrollo del talento y liderazgo, detalla las seis fases que debemos atravesar para superar el impacto emocional que genera el nuevo coronavirus:
1. La llamada: “Hay un virus en China”.
Ese fue el comienzo. Fue una llamada imprevista y que rompió todos los esquemas. Pocos esperaban que sucediera por ese lugar del mundo.
2. Negación: “Esto no va a ocurrir aquí”.
La negación es una fase habitual en casi todos los cambios no deseados. Se trata de la más difícil de asimilar. Nunca creemos que nos vaya a afectar a nosotros, porque estamos en el último lugar del mundo. Durante el periodo de negación, cuando nos damos cuenta de que sí nos puede afectar, podemos desarrollar una variante: la ira. Nos enfadamos con el sistema, con la falta de medidas que toman las autoridades, con los eventos deportivos, manifestaciones o reuniones que nos han expuesto al contagio. El enfado hay que pasarlo, tengamos razón o no. Si nos quedamos en esta fase, estamos perdidos, porque desaprovecharemos la oportunidad de aprendizaje que existe ante cualquier crisis
3. Miedo: “¿Qué nos va a pasar?”
Esta es la emoción más profunda y paralizante que existe. Hay un miedo sano, que es la prudencia, que nos obliga a protegernos y a quedarnos en casa. Y existe otro, el miedo tóxico, que nos lleva a la histeria colectiva, a las compras compulsivas o a no dormir por las noches. Nos limita la posibilidad de afrontar la crisis desde la mentalidad positiva del cambio, el sentido común y la fuerza.
4. Travesía por el desierto:
“Estoy triste y soy vulnerable”. Ya no hay miedo ni rabia, solo desazón y tristeza en estado puro. Nos abruma las cifras de enfermos y fallecidos; conocemos personas afectadas o lo estamos nosotros mismos. Es un momento de aceptación pura de la realidad. En la crisis del coronavirus, la travesía por el desierto hay que afrontarla. Nos podemos quedar atascados en la rabia o en la negación, pero la mayoría de las personas, tarde o temprano, conseguimos remontar la tristeza.
5. Nuevos hábitos y confianza.
Una vez aceptada la realidad comienzan los nuevos hábitos y la confianza en nosotros mismos. Normalizamos la realidad. Si estamos recluidos, encontramos los aspectos positivos. Cuanto más nos esforcemos en ver qué aspectos quiere enseñarnos esta nueva crisis, más rápido podremos atravesar la curva del cambio.
6. Fin de la aventura.
El coronavirus ha pasado y soy más fuerte. Esta crisis será historia, como todas. Vendrán otras, nuevos problemas, y eso significa que estamos vivos. Si hemos sido conscientes del proceso y hemos aprendido como personas y como sociedad, habrá valido la pena, a pesar de las numerosas pérdidas que hayamos tenido en el camino.
La autora señala, eso sí, que “no son fases lineales, pero sí progresivas. Es decir, podemos estar en el desierto y regresar por momentos a sentir rabia o miedo”. Lo importante es que mientras más rápido las atravesemos, más valientes nos sentiremos.
Fuente: El País de España