Discutir es normal, pero hay formas de hacerlo -descubre los siete tipos de discrepancia, ¿cuál es el tuyo?
Nacional.- Discrepar es normal. El problema surge en la manera en que lo hacemos. Discutir adecuadamente tiene arte y ciencia. Significa saber defender nuestro criterio y encontrar una solución común al tiempo que se cuida la relación. La eficacia de lo que decimos depende del nivel en que nos movemos en nuestras discusiones, ya sean personales o profesionales.
Pilar Jericó, consultora de liderazgo organizacional, analizó las siete maneras para estar en desacuerdo, basado en el trabajo realizado por Paul Graham, quien en 2008 publicó la jerarquía de las discrepancias.
1. Refutar el punto central
Es el nivel más alto y difícil de encontrar. No atacan a la persona, ni el tono. Buscan refutar la opinión del otro, pero apoyándose en razonamientos. Y lo que es más importante: son capaces de ir al punto central de la discusión y no perderse en los laureles.
2. Refutación
Es el segundo nivel en el que se identifican los argumentos con los que no se está de acuerdo, pero además se expresan los propios. En este punto nos apoyamos en ideas o en detalles de lo expuesto por la otra persona, pero no se aborda el argumento principal. Por ejemplo, “No estoy de acuerdo con lo de llegar tarde todos los días; ayer y hoy he sido puntual”.
3. Contrargumento
Es la primera fase de desacuerdo convincente que nos ayuda a ser más persuasivos, pero le falta la riqueza de la elaboración de la opinión propia, ya que busca argumentos de terceras personas. Por ejemplo: “No estoy de acuerdo contigo porque, como decía Aristóteles…”.
4. Contradicción
En este estadio se aborda el contenido, en vez de la persona o el tono. Sin embargo, se apoya en generalizaciones o en datos con pocas evidencias. Aquí es común caer en discusiones caseras que comienzan con un “siempre”, “nunca”. No es un nivel de discusión que sirva para construir.
5. Respondiendo al tono
Este nivel resulta menos ofensivo que los anteriores, pero tampoco ayuda mucho. Se descarta el argumento por la manera en la que se ha expuesto sin tratar el fondo del asunto. “Es imposible estar de acuerdo con lo arrogante que ha sido”, por ejemplo. El tono no puede ser medido.
6. Ad Hominem o contra la persona
En este caso se intenta echar abajo un argumento por las características de quien lo expone, no por lo que dice. Dicho de otra manera, apela a los atributos personales en lugar de rebatir el contenido del asunto.
7. Insulto
Es el nivel más bajo de cualquier discusión. En esta categoría se sitúan frases tipo como “qué nefasto”, “es una idiotez” o cualquier comentario despectivo. Solo sirve para enfadar al otro.
¿Con cuál de ellos te identificas? Es importante tener en consideración esta pirámide de la discrepancia, porque a medida que aprendamos a observar cómo discutimos con otras personas, más sencillo será construir espacios de conversación colaborativos.
Fuente: El Laboratorio de la Felicidad