Aun en la incertidumbre, cuando tenemos motivos para avanzar, eso es MOTIVACIÓN
Nacional.- En el contexto actual, donde la incertidumbre abunda, es natural sentirnos desmotivados, ya sea por la falta de expectativas, por los viajes que no fueron, por los problemas laborales, por el confinamiento o por el distanciamiento obligatorio de nuestras amistades y familiares.
Cuando motivamos a alguien, tendemos a alentarlo con el cumplimiento de sus propósitos. En la empresa, se recurre a la motivación para que los colaboradores se sientan implicados y comprometidos con la compañía. ¿Pero cómo motivamos? ¿Qué entendemos por motivación? ¿Basta con decir “tú puedes” para despertar las fortalezas en otros?
David Fischman, escritor, conferencista y consultor en Cultura Empresarial y Recursos Humanos, sostiene en su libro Motivación 360° que la motivación tiene dos aristas: la motivación intrínseca está asociada con las actividades que nacen de la voluntad, los gustos y los anhelos de uno mismo. Sus principales catalizadores son la autonomía, el sentido de competencia, novedad, aprendizaje, pertenencia y transcendencia.
Por su parte, la motivación extrínseca ocurre cuando las personas realizan una actividad únicamente para conseguir un fin, porque lo único que les interesa es ese fin. Este tipo de motivación deriva en recompensas, premios, incentivos, reconocimientos, bonos, evaluaciones y castigos. Prácticas que son muy comunes a nivel empresarial.
¿Y qué ocurre cuando la necesidad de autorrealización va más allá de una mera recompensa y del deseo de conseguir algo? Generalmente, las personas orientan sus esfuerzos hacia los motivadores externos, pero Fischman argumenta que la motivación intrínseca es el verdadero motor que impulsa la mejora de nuestra vida personal y profesional.
Motivar es dar motivos y crear nuevos hábitos
“Quiero ganarme ese bono”. “Quiero obtener un ascenso”. “Quiero dominar bien el inglés”. “Me gustaría sacar la licencia de conducir”. Todas estas expresiones en realidad son solo deseos y no denotan ni mucho menos a una persona 100% motivada.
Saber qué queremos nos lleva a considerar nuestra capacidad de aprendizaje para cambiar de hábitos. Valeria Sabater, Máster en Mental System Management de la Universidad de Valencia, señala que el deseo no necesariamente impulsará un comportamiento, por ello aconseja interiorizar algunas ideas prácticas:
- Motivar es dar motivos y recordarle a la persona por qué debe esforzarse, qué ocurrirá cuando logre lo que desea y cómo mejorará su vida cuando eso suceda. No basta con un “tú puedes, tú mereces”, es un “tú haces esto para lograr aquello”.
- Es imprescindible darle pautas a la persona sobre cómo puede hacerlo. Por ejemplo, si estamos ante una persona que necesita adelgazar, lo ideal es enseñarle a cambiar hábitos (elegir bien qué pone en el carro de la compra, cuidar las cantidades en el plato, cumplir las rutinas de ejercicio, etc).
En consecuencia, para devolvernos el alma al cuerpo y sentirnos motivados/as, no basta solo con desear. Hay que hacer. Y para hacer, debe existir un motor central, esa motivación intrínseca que define Fischman, que nos permita sentirnos autónomos, nos ayude a crecer y nos permita aprender para adquirir nuevas formas de operar… sobre todo en escenarios tan cambiantes como el actual.
Fuentes: David Fischman (2014) Motivación 360°, La Mente es Maravillosa