4 técnicas para definir objetivos cuando no sabemos lo que queremos

Publicado el 10 May 2021, En #comunicaciones

 

Nacional.- Se nos anima a soñar, a buscar objetivos y a orientarnos hacia lo que deseamos. En ocasiones, el problema es que no sabemos qué queremos. Ocurre cuando aparece la duda al terminar una etapa (finalizar estudios o un trabajo, o terminar una relación) o cuando estamos cansados de una determinada situación y nos toca reinventarnos.

 

Saber lo que queremos no siempre es fácil, por mucho que leamos que debemos luchar por nuestros sueños. Sin embargo, tenemos que reconocer que es más fácil acertar en nuestras decisiones cuando tenemos, al menos, una pequeña orientación hacia dónde dirigirnos.

 

1. No confundas sueños con fantasías

 

Un sueño es un proyecto que nos ilusiona, como estudiar algo nuevo, comprar un inmueble o tener hijos(as). Puede ser ambicioso, pero te empujas a realizarlo. Una fantasía, en cambio, es algo que habita en la mente, te gusta imaginarlo, pero sabes que jamás lo vas a llevar a cabo, como vivir sola(o) en una isla desierta o viajar a Plutón.

 

Aprender a diferenciar los sueños de las fantasías nos sincera con nosotros mismos.

 

2. Los viejos sueños son un faro para tu futuro

 

Cuando no sabemos qué queremos, recuperar los sueños del pasado nos pueden servir de inspiración, porque obtenemos información de nosotras(os) mismas(os). Si cuando joven quisiste ser astronauta, ahora de adulta(o) podrías comprarte un telescopio, inscribirte a un curso de astronomía o a cursos de la NASA para conocer más al respecto.

 

3. Piensa en aquello que NO quieres

 

A veces resulta más fácil tener claro lo que no queremos en nuestra vida: una carrera que no nos satisface, un inmueble que nos quedó chico, una relación o amistad tóxica, etc. Son límites que comienzas a establecer de a poco para construir tu visión de futuro y tu nuevo objetivo.

 

4. Reflexiona

 

Cuando estamos en una duda profunda de qué hacer o cuáles son nuestros sueños, resulta útil reflexionar sobre quién queremos ser o quiénes son nuestras fuentes de admiración. Actúan como un faro, nuevamente, pero nos dan pistas de nosotras(os) mismas(os).

 

Con este ejercicio se pueden extraer conclusiones que nos ayuden a aterrizar en la realidad y a marcarnos objetivos concretos.

 

Fuente: El Laboratorio de la Felicidad